Lo bueno y lo malo de cambiar de trabajo
¿En verdad hay algo malo de cambiar de trabajo? Depende de las decisiones que hayas tomado. Puede ser el caso en que te ofrecieron una vacante en otra ciudad e incluso otro país. Esto puede cambiar drásticamente tus relaciones. Otra realidad es, que cuando te mueves a otra empresa o dejas de trabajar en un lugar, cambia el ambiente del equipo que dejas y el nuevo al que te integras.
Decidí escribir sobre esto porque, a pesar de que no soy la persona con más experiencia en el tema, quiero dejar mi perspectiva acerca de esto para ti que me estás leyendo. ¿Es bueno o malo? No lo sé, tú dime. Al final, esto es sólo mi opinión, lo que te quedes es tu decisión.
Lo más difícil es decidir
¿Cuántas personas no se sienten cómodas en el lugar en el que trabajan? ¿Te ha pasado que te ofrecen una oportunidad en otro lado pero no la tomas porque te sientes agusto en donde estás? La verdad es que estar agusto con tu trabajo, con las actividades que realizas y tu ritmo de vida no tiene nada de malo. Nadie debería de sentirse mal por dejar un trabajo que le gusta por querer tomar una oportunidad diferente que le llama la atención o porque simplemente quiere cambiar de contexto, a pesar de lo cómodo que está en ese momento. ¿Te ha pasado? Si te sientes identificado y tomaste la decisión de quedarte donde estás, está bien; si decidiste tomar la oportunidad y cambiar de empleo, también está bien. Creo que nadie tiene el derecho de decirte que una de las dos está bien o mal. Esa decisión es tuya y de nadie más.
Cambiar de trabajo significa nuevas actividades, otras responsabilidades y diferentes compañeros de trabajo, como mínimo. Ahora imagínate agregarle un cambio de ciudad o incluso de país. Tomar una decisión así puede ser más complicado para unos que para otros. Si eres de los aventados, de grande quiero ser como tú. Por esto es que no pueden decirte si está bien o mal, porque sólo tú sabes todo lo que implicaría cambiar de trabajo y cómo lo podrías tomar.
Te dije que iba a hablar de mi experiencia, así que ahí te va. Dejar algo seguro, en lo que ya tienes experiencia, no es fácil. Sobre todo por la incertidumbre de qué puede suceder si no das el ancho en el lugar al que vas. Ahora agrégale que estamos a plena pandemia y no sabemos qué pueda suceder mañana (ya sé que “vamos de salida”, pero igual nunca se sabe). Ya me ha tocado aceptar trabajos para empresas de otros países y te puedo asegurar que eso le agrega otro grado a la decisión. No, abandonar a las personas que quieres no está chido; cambiar completamente tu rutina de vida tampoco. A pesar de todo eso, yo lo recomiendo mucho, a pesar del…
Miedo de lo nuevo que viene
¿Cuántas veces no te ha dado miedo la decisión que tomaste? Quizás te equivocaste y elegiste mal. Siempre es posible, pero eso no debería detenerte. Lo nuevo siempre da miedo, no sabes lo que va a suceder, sólo haces imágenes en tu cabeza entre más piensas en ello. Esto en exceso sale contraproducente porque te bloquea. El sobrepensar las situaciones distorsiona la realidad de las cosas, ¿o qué no te acuerdas de tu ex, que te cortó porque creía que la engañabas, por quedarte estudiando hasta tarde y no contestar sus mensajes?
La única constante, es el cambio.
No cometas el error de muchos de hacer a un lado grandes oportunidades por miedo a lo nuevo. Cambiar tu mentalidad, tu estilo de vida, tus rutinas. Todo eso da miedo. Pero, ¿de qué sirve vivir si no aprovechamos lo que tiene para ofrecernos? Yo sé, esta opinión es mía y no se amolda a todas las realidades. Incluso está sustentada desde un cierto privilegio, pero por eso recuerda que te dije que la decisión es tuya, yo sólo te recomiendo cosas que me han funcionado.
La adaptación a lo nuevo es diferente en cada persona. Me considero alguien que se adapta fácilmente al cambio y que no le importa mucho cambiar drásticamente de actividades, si va con mis objetivos. No es que todos seamos iguales en este aspecto, hay que tener en cuenta que tan fácilmente tú te adaptas. Esto ya es una pregunta que debes hacerte a ti mismo. Adaptarse nunca es fácil, siempre tiene su grado de dificultad. Es como si de la nada empezaras a comer puros vegetales y agua. Nada más. Adiós todos los demás productos. ¡Claro que es complicado! Por más bueno que algo sea para ti, siempre existe una barrera de adaptabilidad que hay que romper. Incluso a lo bueno hay que aprender a adaptarnos. Así que no te sientas mal por ser del grupo que tarda en adaptarse. A todos nos pasa.
¿Qué tan drásticamente puedes cambiar al aceptar un trabajo? Eso ya depende de ti. Hace poco varias personas que conozco cambiaron de empleo, unas dentro del mismo país, una de ellas en una ciudad diferente; en lo personal, el cambio que más disfruto es cuando le agregas ese toque de un nuevo país. Si me conoces, seguramente ya te lo habrás imaginado.
He aceptado trabajos en tres países diferentes —aparte de México, obviamente — y todas han sido experiencias diferentes e increíbles. No me arrepiento de ninguna de ellas y eso es lo que me lleva a mi siguiente punto.
Aceptar un trabajo en otro país
Mi primer experiencia internacional fue en una startup. Como ya te imaginarás, no era mucha la gente con la que convivía en mis actividades, sin embargo, fue una de las mejores experiencias que he tenido. Mi jefe de Suiza, el otro programador de Bielorrusia (sí, así de random), la chica de Marketing era de Francia y el de Producción peruano (era el único del equipo que era del país donde estábamos). ¡Ya te imaginarás los shock culturales que me aventé ese tiempo! La verdad fue muy divertido compartir con esas personas. Una de las muchas cosas que aprendí ahí, es el valor que las personas dan a un equipo, sobre todo si son de nacionalidades distintas. Todos tenemos algo que ofrecer, eso nos hace necesarios, pero no indispensables.
Luego tuve la oportunidad de entrar a una empresa brasileña, sin haber estado de manera física. Así es, estuve de manera remota antes de la pandemia. A mí siempre me ha gustado esta modalidad, aunque entiendo a los que no; no es fácil la disciplina si estás solo. La experiencia con esta compañía fue meramente remota, como ya dije, así que nunca he conocido en persona a los que fueron compañeros de trabajo. ¿Qué triste? ¡Claro que no! ¿Sabes por qué? Porque estoy esperando el día en que alguno de ellos venga a México o yo tener la oportunidad de ir. Esto es porque hice bonitas amistades con varios de ellos y me hace muy feliz el haber tenido la oportunidad de conocerlos. Obviamente no con todos fue tan fuerte, algunos de ellos sólo nos mensajeamos de repente, pero con una de ellas en particular todavía platicamos, nos contamos de nuestras vidas y proyectos. Fue hasta mi coach en un momento (ya estando yo fuera de la empresa) y me daría mucho gusto que esté leyendo esto. Lo que aprendí en esta experiencia es que lo importante no son las actividades que realizas, sino las conexiones que generas.
También he trabajado para diferentes proyectos en Perú (aparte de la que ya les conté) y Estados Unidos. Sin embargo, creo que ya es suficiente de esto, sigamos con el siguiente punto.
¿Qué pasa con las personas que se quedan?
Claro que también tiene que ver. Tu equipo de trabajo es de los que más siente tu decisión. ¿Te has detenido a pensar cómo se van a organizar ahora para las tareas? ¿Cómo será su dinámica de trabajo? ¿Quién será la persona que te reemplace (si es que no lo sabes ya)? Es algo interesante lo que sucede.
Así como me ha tocado cambiar de equipos, también he sido parte de la partida de compañeros de trabajo. Algunos los despides con sorpresa o tristeza, mientras que a otros quizás con un poco de felicidad o alivio. Seamos honestos, siempre hay alguien que ya no querías que formara parte del grupo. No es por ser mala persona, sino que siempre va a haber alguien que sea una piedra en los zapatos. Ya sea porque no hace lo que debe de hacer y los demás tienen que hacerlo (que es algo muy molesto), porque retrasa al equipo, genera conflicto, por la razón que quieras. No te gusta en el equipo. Punto. Es totalmente válido. Lo más importante es que tú no seas esta persona. No seas la razón por la que alguien está feliz de que te vayas.
Somos necesarios, pero no indispensables.
Ahora, la gente que se queda. Habrás notado que cuando una persona se va, el trabajo tiene que continuar. Las actividades son las mismas y, a pesar de que esa persona no está, hay que seguir haciéndolas. Esto, dependiendo de la persona que se fue, puede ser más fácil o más difícil. ¿Nunca te ha tocado alguien que se crea la última coca del desierto? ¿Que se sienta indispensable en la empresa y que nunca lo van a poder correr? Pues ese tipo de personas tiende a hacer la transición más complicada. Al final, no somos eternos en ningún lugar. A pesar de que parezca que ya somos parte del inventario, nuestra situación podría cambiar cuando menos lo esperemos. Es por esto, que yo siempre he tratado de buscar que mi equipo me sienta necesario, pero no indispensable y ese es creo el último consejo que, en mi experiencia, creo que es importante. Cambiar de empleo es bueno para ti, tu nuevo equipo y el anterior, por eso debes hacer que estos últimos le saquen el mayor provecho posible. Dejarlos que sigan adelante y, aunque no tomen las mismas decisiones que tú, al final ellos son los que se van a quedar haciendo las actividades.
Leí un libro muy bueno que te recomiendo acerca de esto, se llama “Powerful” y lo escribió una mujer muy inteligente, que ayudó a Netflix a ser la chingonada que es ahora. El libro habla sobre cómo todos nosotros tenemos poder, podemos hacer las cosas bien y lo único que se necesita es un poco de confianza. Nadie empieza sabiendo hacer las cosas. El buscar a un joven recién egresado con 6 años de experiencia es un sueño guajiro de los reclutadores. No se puede, no existe. Sólo conozco a una persona así y no se va a armar contratarlo.
Volviendo al tema, dejar a tu equipo que se equivoque, es parte de lo que fortalece a las personas. Sí, son cosas que se pudieron haber evitado fácilmente, pero para eso es la transición, para tratar de dejar el mayor conocimiento posible para hacer la curva de aprendizaje menor. Esto es algo que me sucedió en AIESEC,y vi cada que cambiaba de mesa directiva. Te platico para que sepas a lo que me refiero. Cada año, en la organización se cambian las mesas directivas locales en diciembre. Es raro que alguien repita dos años en el mismo puesto, por lo que cada año son totalmente nuevos equipos. Me di cuenta que, cada año, varios de los líderes de cada área se expresa de la misma manera de su antecesor: “no tenía mucho para trabajar”, “mejoramos X cosa que estaba mal”, “empezamos con poco y terminamos mejor”, etc. Yo también lo hice y lo dijeron de mí. El problema no son las personas, sino la manera en la que se da la transición. Así que asegúrate de que no seas tú del que digan esto mismo, sólo porque no pasaste la batuta correctamente.
Y hasta ahí. Esa ha sido mi experiencia en cuanto a este tema. Como ves, no es mucha, pero espero que te sirva de algo. Si no a ti, al menos a mi yo del futuro, para que no se le olvide todo esto y lo haga mejor que ahorita.
Creo que la mejor conclusión de todo esto, es que el cambiar de trabajo siempre tiene que ser algo bueno, tanto para la persona que se va, como el equipo que se queda. No importa de que lado te llegue a tocar estar, siempre tienes que asegurarte que la persona que se va o se queda, se lleve la mejor imagen de ti. ¿Y cómo logramos eso? Desde antes de que alguien se vaya, obviamente. Ahora es la oportunidad para dejar ese legado en tu equipo, para que no importa quién salga, siempre te recuerden por lo que hiciste por ellos.